Por cuarta vez, hemos estado en el Cortijo, porque nos sentimos como en casa, mejor aun porque en Madrid no disponemos de muchas cosas que aquí tienes al alcance de la mano, como el vivir unos días en plena naturaleza, con el contacto permanente con La Alpujarra, zona que nos encanta. El silencio solo roto por el cantar de los pájaros. Las noches estrelladas, que es increíble, ver lo que tenemos encima de nuestras cabezas, sobre todo cuando en las grandes ciudades esto nos esta negado. Los preciosismos pueblos cercanos de la Alpujarra, que de alguna forma te acercan, a un mundo que existe, en el que te das cuenta, de que para vivir no hacen falta tantas cosas.
La casa, una maravilla, equipada a tope, la piscina, la zona verde, la huerta de la que se puede coger lo necesario, los arboles frutales, los olivos, hacen de la estancia en este cortijo un placer, que hacen cortisima la estancia.
Los propietarios, a los que conocemos desde años, hacen de la estancia con su trato tan cercano y amable, un placer, para repetir nuevamente, lo cual seguro que lo haremos.
En resumen, es un placer para los sentidos, el poder pasar en el cortijo, unos dias de descanso.